La capital de Tailandia encierra muchos tesoros: majestuosos palacios, templos antiguos, mercados flotantes, coloristas tuk-tuks… Aquí podréis hacer turismo cultural, gastronómico… Pero si lo vuestro es ir de shopping, Bangkok es el paraíso de las compras: desde el Siam Paragon, el centro comercial más lujoso con el acuario más grande de Asia (donde incluso podréis bucear entre tiburones) hasta el MBK, el paraíso de las copias y las falsificaciones

Es una pequeña península en la provincia de Krabi, al sur de Tailandia. Solo es accesible por barco por sus altos acantilados de piedra caliza –que atraen a miles de escaladores de todo el mundo–, pero también es conocida por sus playas preciosas y tranquilas. 

Tailandia tiene extraordinarias reservas naturales y el Parque Nacional de Khao Sok, al sur del país, es una de las más bellas. Prepararos para disfrutar de montañas, cuevas misteriosas de piedra caliza, ríos, lagos y de una gran presa que se puede recorrer en barco o incluso dormir sobre sus aguas en cabañas flotantes. ¿Puede haber algo más romántico? 

Similan son nueve pequeñas islas a hora y media de Khao Lak y no muy lejos de Phuket, que forman una cadena de paraísos tropicales. Si os encanta bucear, tomad nota de este lugar. Koh Similan, la isla más popular, solo tiene una playa accesible, una preciosidad de arena blanca y aguas turquesas. 

Aunque la mayoría de sus playas son turísticas, podréis encontrar algunos arenales vírgenes. Imprescindible descubrir la bahía de Phang Nga, salpicada de pequeñas islas con un peculiar paisaje rocoso. Visitad el cercano Parque Nacional Marino de Ao Phang-Nga y no os perdáis Tham Nak o la Cueva de Naga. En esta zona está también Khao Ping Kan, la Roca Colgante, que se conoce como la isla de James Bond por haber sido escenario de una de sus películas.